El 3 de marzo pasado ocurrieron varios temblores en
el nordeste que llenaron de pánico la población de Nagua, Samaná,
Castillo y agrietaron algunas edificaciones. Estos temblores siempre
han ocurrido y siempre ocurrirán por que las causas permanecerán activas
por siglos. Lo inteligente es prepararse para que no produzcan daños a
vidas y a propiedades.
En 1946, justo en el nordeste, ocurrió un terremoto de
8.1, el más grande registrado en la región del Caribe en toda su
historia. Me decía el señor Piantini, secretario del dictador, que en
ese instante, un domingo a las 1.30 pm. y cuando tomaba algunas notas,
de repente el palacio se estremeció completamente, y su jefe continuó el
dictado como sí nada ocurriera.
Doña Aidé Mena, de Conuco, Salcedo, también me contó
que se encontraba en misa con la iglesia llena, era un domingo día de
las hijas de María, cuando a las doce el padre terminó la misa y cerró
la iglesia para continuar la celebración después de las dos de la tarde,
todos se fueron a almorzar y vieron llenos de pánico como la iglesia de
San Francisco de Macorís se derrumbaba. Nadie murió, estaba vacía.
Hacía apenas algunos años que el físico sismólogo
Charles Richter había desarrollado su escala para medir los terremotos
por lo que la sismología como ciencia daba sus primeros pasos en el
estudio de las leyes de la mecánica del temblor.
Cuando la ciencia física en el siglo XX giró toda su
metodología, leyes y teorías, hacia el planeta Tierra, un grupo de
físicos se dedicó a estudiar la electricidad y el magnetismo del
planeta, mientras otros estudiaban su gravedad, y otros las ondas que
recorrían su interior, se logró entonces una imagen del interior y el
exterior de la Tierra que permitieron conocer su anatomía y su
fisiología. Así es como de todo este esfuerzo, en el año 1966, en una
conferencia internacional, nace y se acepta con entusiasmo la teoría de
las Placas Tectónicas.
Se acepta que la Tierra tiene una gran dinámica
interior, y que su exterior, que parece quieto y estático, en realidad
se mueve y su parte exterior rocosa está rota en grandes bloques
conocidos como placas tectónicas, que tienen su movimiento independiente
entre sí. Una teoría que da sencillez y elegancia a la explicación de
la mayoría de los fenómenos que observamos, incluyendo el terremoto.
De acuerdo a la teoría de las placas tectónicas, el
terremoto de 1946 lo mismo que los temblores recientes, se deben al
poderoso empuje existente entre la Placa Norteamericana y la Placa del
Caribe, esta última soportando nuestra isla.
Del choque de estas dos Placas se levantan las montañas
del nordeste y cada movimiento se expresa con un temblor y se producen
además hundimientos como es el caso de la fosa de Milwaukee, el lugar
más profundo del océano Atlántico.
Entender los temblores, es entender la física de las
ondas. Una onda es un ente que transporta energía, aceleración, cantidad
de movimiento, impulso sin la necesidad de transportar masa, sólo una
vibración que se mueve a alta velocidad oscilando casas y edificios a su
paso.
Mientras estas placas se estén empujando, como se
detecta por los terremotos que ocurren, lo mejor que podemos hacer es
vigilar y aumentar la calidad de nuestras casas, escuelas y hospitales,
pues de que seguirán, seguirán.
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