Hace más de veinte años un turista italiano nos señaló que
se iba producir un palpable crecimiento y consolidación del turismo en
la República Dominicana. Era banquero en su país y sacó esa conclusión
de un simple cálculo. En el avión que llegó venían más de cien
italianos y según él, todos traían más de dos mil euros para consumirlos
en el país. El tiempo ha demostrado que tenía razón.
Se ha hecho evidente que la industria turística, es una de
las principales fuentes que nutren nuestro producto interno bruto. Sin
embargo, es una realidad en nuestra nación, que mientras crece el
ingreso per cápita, ha aumentado la pobreza de gran parte de la
población, en una contradicción que parece inexplicable.
Nosotros creemos que el uso inteligente de la palanca del
turismo interno, puede contribuir a resolver esta dicotomía,
distribuyendo recursos desde las regiones de más altos ingresos, hacia
las regiones menos privilegiadas económicamente, como bien lo ha
planteado el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD), en las
estrategias que ha formulado para lograr un desarrollo real y
sustentable del país.
En esta recién pasada Semana Santa, hubo un flujo
extraordinario de turismo interno, lo cual también se refleja en el
feriado en ocasión del día del trabajo. Sería interesante que las
entidades bancarias y financieras operadoras de las tarjetas
crediticias, publicaran los gastos del turismo interno dominicano en los
diferentes polos turísticos con motivos de dichos feriados. Esto nos
daría una radiografía muy útil de como el turismo interno desparrama la
riqueza por las diferentes regiones.
Cuando una familia o grupos de personas hacen turismo
interno, normalmente tienen que llevar cierta cantidad de dinero para
gastar en alimentos, combustible, diversión y posada. El turismo es un
gran distribuidor de riqueza. Por este motivo insistimos en que se dé
importancia al turismo interno, en paralelo y en complemento a la
llegada de turismo internacional.
Sería muy importante para nuestro país trabajar duro para
hacer una franquicia del polo turístico, Punta Cana-Bávaro, la zona
turística más exquisitamente desarrollada del país, y reproducir su
experiencia en todos los polos turísticos definidos por ley en la
geografía nacional. Para esto se necesita decisión, coraje y sobretodo
un gran liderazgo empresarial y la voluntad política como se ha
conjugado exitosamente en esa zona.
Conforme a la ciencia física, la distancia más corta
entre dos puntos, no es la recta que los une, sino el camino de menor
energía, por lo tanto, corresponde a nuestro gobierno y los grupos
empresariales, asumir respecto a los polos turísticos las mismas
iniciativas y políticas tomadas con relación a Punta Cana-Bávaro,
junto con dotarlos de infraestructuras viales semejantes, además,
propulsar el establecimiento de un peaje viable y equitativo que permita
un uso masivo de la autopista del Nordeste Juan Pablo II.
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