miércoles, 19 de noviembre de 2014

Cuidemos la naturaleza, pero cuidémonos de ella

Leí  siendo adolescente, de nuestro poeta  nacional Pedro Mir: “Hay un país en el mundo colocado en el mismo trayecto del sol oriundo de la noche…”
Hoy, ya adulto, sé que nuestro país alimenta en gran parte su presupuesto de los turistas oriundos de la nieve que nos visitan, buscando nuestra hermosa trayectoria de luz y calor. Pero también sé que nuestro país, a diferencia de otros países de la región, se encuentra en la ruta de los huracanes, en la ruta de los terremotos y  en la ruta de las tormentas eléctricas.
Entonces, es un deber, una responsabilidad, desarrollar un plan estratégico que tome en cuenta estas fuerzas de la naturaleza que en algunos aspectos nos enriquecen pero en otros pueden causar grandes daños, tanto al turismo como a la infraestructura física.
Todos los años tenemos la temporada de huracanes, en ella recibimos muchas lluvias, pero también muchas tormentas eléctricas, de las cuales debemos cuidarnos, pues matan animales, derriban árboles, hieren y matan personas.
En las tormentas eléctricas se producen los rayos, que en realidad son un chorro de cargas eléctricas que pueden ser positivas o negativas. En términos sencillos, un rayo es el salto de una chispa que se puede dar entre dos nubes con cargas de signos contrarios o entre la nube y el suelo, siendo estos últimos de los que debemos cuidarnos.
Cuando se produce el rayo, se producen dos ondas al mismo tiempo, una de luz que llamamos relámpago, que viaja a la velocidad de la luz, llegando en tiempo cero desde el lugar del rayo hasta nosotros y otra de sonido que llamamos trueno que viaja a la velocidad del sonido y llega a nosotros más lentamente. Esta diferencia entre las dos ondas, la de la luz y del sonido, nos permite calcular la distancia del rayo. Si es cercano, debemos tomar medidas extremas de precaución.  Si contamos tres segundos, luego de la ocurrencia de un trueno, es que el rayo ocurrió a un kilómetro. Estamos entonces en la zona de alto riesgo.
La electricidad es una de las ramas que la Física más estudia y la mejor comprendida hasta el momento.  El rayo es una corriente eléctrica que cumple con todas las leyes de la electricidad estudiada en física.
El planeta tierra es una esfera cargada con carga negativa. La naturaleza trata de que esta carga eléctrica de la tierra permanezca constante pero por diferentes procesos la tierra pierde esta carga y entonces los rayos son el mecanismo mediante el cual la naturaleza le devuelve esta carga a la tierra.
Los lugares puntiagudos son los puntos preferidos donde se acumulan las cargas eléctricas, de tal manera que sí estamos en una llanura y en esta solo hay un árbol, la densidad de carga eléctrica en este árbol será mayor, por lo que sí un rayo va a caer, la probabilidad indica que lo hará sobre el árbol, de manera que sí estamos en una tormenta eléctrica en ese lugar,  lo inteligente sería alejarnos del árbol.  Si estamos en una finca de cacao, lo inteligente es colocarnos debajo de los árboles bajos.
Si nos encontramos en una llanura, como puede ser un campo de arroz, no debemos ser el punto más alto en ese campo, pues atraeremos el rayo, debemos entonces colocarnos en cuclillas hasta que pase la tormenta.
El agua pura es muy mala conductora de la electricidad, pero mezclada con impurezas, como el sudor humano, es muy buena conductora, por lo que en una tormenta eléctrica, debemos tratar de estar secos o sobre un lugar seco, nunca bañándolos en el agua que cae, en una piscina o en la playa.
El mejor refugio es estar en la casa, secos y alejados de los objetos metálicos que son buenos conductores eléctricos o también estar dentro de un automóvil sin tocar la parte metálica.
Cuidemos la naturaleza, pero cuidémonos de ella.

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