Estamos en el mes de enero, es el momento más apropiado para hacer
nuestra agenda de todo el año. Debemos ser cuidadosos al establecer
nuestras prioridades y objetivos.
Al hacer nuestra agenda del año la elaboramos en torno a trabajar,
trabajar para hacer dinero y olvidamos que lo más importante es el amor
que nos permite mantener unida la familia, las amistades y la patria.
La sociedad industrial de comienzo del siglo pasado insistió tanto en
que seamos eficientes, que hemos dado como algo natural guiarnos por
estas ideas y hemos construido una sociedad centrada en el dinero y en
el trabajo.
Debemos estar alertas al hacer nuestra agenda del año, debemos
incluir el amor en el mismo centro de esta agenda. Al definir nuestra
misión y visión, lo mismo que nuestros valores, el amor debe estar en un
lugar especial.
Todos estamos buscando el éxito y esto es correcto, pero un éxito
vacio de amor no es un éxito verdadero. El amor no solo es una emoción,
es la base sobre la cual debemos levantar nuestra paz y felicidad.
Como dijo el ministro británico Benjamín Disraeli, ¨Todos nacimos
para el amor. Este es el principio de la existencia y su único fin.”
Vivimos en una sociedad que se ha vuelto loca por el dinero y para
conseguirlo, o trabajamos como maniáticos o hacemos cosas que destruyen
la vida civilizada, olvidando familiares y amigos. No nos sorprende que
en China hayan dictado una ley que obliga a los hijos poner en su
agenda la visita a sus padres y abuelos ancianos para darles amor.
El amor amplia la inteligencia y desarrolla la creatividad. Trabajar
con amor es trabajar con inteligencia. Trabajar con enfrentamientos y
peleas reduce la inteligencia y mata la creatividad y la innovación.
Debemos unir el amor con el trabajo. El amor es necesario para el éxito
en el trabajo, en las relaciones y el éxito en la familia.
Estamos tan sumergidos en el trabajo, lo colocamos en el centro de la
agenda y no tenemos espacio para compartir con la familia y los
amigos. Estas relaciones necesitan espacio para que los miembros estén
juntos, sin lo cual los lazos comienzan a desintegrarse.
Las ideas de eficiencia fueron asimiladas por la sociedad
industrial completa, y atrajo la violencia en el estado, en la familia
y en la escuela, desplazando la virtud más preciada: el amor. Debemos
agendar el amor, practicarlo diariamente e incluirlo en el sistema
educativo. Sin temor a equivocarnos podemos decir que esta es la forma
más efectiva de combatir y erradicar la violencia.